sábado, 10 de noviembre de 2007

La boca habla de lo que el corazón está lleno...

Como todo inicio de parcial por tan corto que sea, arrancamos con otra forma del conocimiento, la emoción. Como todas las formas, siempre ha sido un tema profundo para mí del cual aprenderé por el resto de mi vida.El primer día nos enfocamos en el concenso sobre la emoción. Realizamos una actividad la cual involucraba colaboración y discernimiento entre dos integrantes, en nuestro caso fueron tres. Primero procedíamos a analizar a nuestro compañero, interpretando a su vez, y después elaborar una conclusión concisa y doblegada a la realidad según nuestros ojos. Ejercimos la comunicación y, en lo personal, vi cualidades mías reflejadas en mi compañeros por lo que aprendí de mí mismo al observarlos. Al ver a mi compañero Pedro Cárdenas sentí paz porque él me contagiaba su esperanza ante todas sus responsabilidades como estudiante y cordinador de una(s) actividad(es) extracurricular. Percibiendo su semblante interpreté su cansancio y deseo de apaciguamiento pero algo en sus ojos lo desapercibía, una chispa interna quemaba cualquier bosque de incertidumbre presente en los confines de su mente. Una vez terminada la dinámica intercambiamos opiniones sobre el papel de las percepciones en la emoción. Raspamos la superficie de algo intangible pero que continuaríamos en la siguiente sesión. A mitad de semana ya estabamos bastante perplejados por la emoción, yo por lo menos. La profesora quizo ilustrar el asunto del juego del vínculo entre emoción y percepción por medio de otra actividad. Ésta consistía en determinar el estado de ánimo, si bien la emoción proyectada, de un voluntario recuriendo sólamente a la vista. El alumno entreba el salón asemejando un cierto sentimiento por medio de sus expresiones faciales y otros parámetros del lenguaje corporal. Pedro acepto la responsabilidad y entró con la cara retorcida, en constante desplazamiento. Parecía ver un evento lejano con anticipación y el movimiento de sus manos sólo afirmó más ésto. El otro estudiante, Apolinar Toba, se incorporó al salón con una expresión... controversial. No creo que haiga tal cosa pero no encajaba con otros encuentros que he tenido con la gente. Su rostro figuraba humor aunque sus manos reforzaban una sentimiento fuerte, de felicidad o de ira. Lo más congruente a lo que llegué esque acaba de desatarse un estímulo, evento, que lo tenía preso y se vió aliviado o nervioso. Vimos algo sobre la variación de etiquetas en las emociones correspondiendo diferentes culturas pero no concluimos algo relevante, a mi perspectiva. El último día de clases no se presentaron cuatro de los siete alumnos por un congreso que ocupaba su completa atención entonces fuimos a ver a un filósofo español reconocido como Savater. Éste filósofo cuyo campo principal es la ética, escribió un libro en la posterioridad. Fue invitado a dar una conferencia entre varios campi y asistimos con otros alumnos. Se presentaron asuntos muy interesantes como la libertad y el deber. Me gustó su propia opinión sobre la educación como no reaprendible; uno puede modificar sus ideales pero la huella permanece al ser parte del individuo. También se discutieron los parámetros del derecho; un ser tiene deberes que complementan cada derecho. Terminamos muy entusiasmados aunque me haya desviado en varias instancias durante el transcurso de la conferencia...

No hay comentarios: